domingo, 26 de mayo de 2013

LOS HOMBRES MÁS FUERTES TAMBIÉN SE ABATEN

“…(el profeta Elías) marchó por el desierto camino de una jornada, y vino a sentarse debajo de una retama , y se deseó la muerte, exclamando “Ya basta, oh, Yahveh! ¡toma mi vida, pues yo no soy mejor que mis padres!”. Luego se tumbó y quedó dormido debajo de la retama, y he aquí que un ángel le tocó y le dijo : “levántate, come”. EL miró y he aquí que a su cabecera había una torta cocida sobre piedras incandescentes, y un jarro con agua, y comió, bebió y se volvió a acostar. Tornó el ángel de Yahveh por segunda vez, y le tocó, y dijo: “levántate, come, pues el camino que resta es demasiado largo para ti”. Levantóse, pues, comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb. “ (I Reyes, 19: 4-9)

El profeta Elías no se rindió, prosiguió la senda de su deber. A veces es bueno hacer un alto en el camino, descansar, reprogramar el GPS y seguir hacia nuestro destino por otra ruta mejor. Y en soledad.

 NoSoyQuienTeCreesQueSoy

domingo, 19 de mayo de 2013

Vencidos II.

“Nire aitaren etxea defebdituko dut/ Otsoen kontra,
sikatearen kontra,lukurreiaren kontra,justiziaren kontra,/
defenditu eginen dut /nire aitaren etxea.
Galduko ditut/ aziendak, soloak,pinudiak;galduko ditut
korrituak,errenteak,interesak, baina nire aitaren etxea defendituko dut. (…)
Defenderé la casa de mi padre./Contra los lobos,contra la sequía,
contra la usura,contra la justicia,
defenderé la casa de mi padre.
Perderé los ganados, los huertos,
los pinares; perderé los intereses,
las rentas, los dividendos,
pero defenderé la casa de mi padre (…) “ (Arresti)

Me duele España, como a Unamuno, pero Castilla agoniza en mis entrañas. Ayer en Burgos, los dioses de mi tierra lloraron lágrimas de granizo y nos apoyaron con el fuego de los truenos. Contra todo y contra todos, contra la mayoría borreguil, contra los escépticos y los que no nos entienden. Contra los que nos odian o, peor aún, nos ridiculizan. Contra todo por defender el solar de nuestros antepasados, seguimos exigiendo justicia para nuestra tierra.  Codo con codo con ecologistas, en Burgos, Cuenca o Villar. Contra almacenes nucleares o fracturas hidráulicas. Contra aquellos a los que no les importan nada nuestros ríos, nuestros bosques, nuestros campos de cultivo. Los que venden nuestro subsuelo o nuestro patrimonio natural por unos millones .

En la “Caput Castellae” compartimos mesa y vino con uno de los personajes más decisivos e importantes en la historia del castellanismo moderno. Apenas le conozco personalmente, pero le vi abatido, refugiando en el sarcasmo el profundo dolor de quien ve que toda una lucha de años ha sido en vano. Cómo “traidores y criminales contra nosotros cabalgan”. Cómo propios y extraños le dan la espalda.

Que se han hecho cosas mal, que la situación del castellanismo político no es algo casual, hasta ahí llega el menos sagaz.  Quizá no contemos en nuestras filas con un líder, un caudillo guerrero, un Cid o un Juan de Padilla, un Fernán González o un Alfonso VIII que lideren nuestras mesnadas contra los que quieren que nos disolvamos como azucarillo en la marea de la Historia.

Que los partidos castellanistas se han obcecado quizá en unos mensajes y unos métodos que ya no llegan al pueblo, de acuerdo. Pero la nuestra no es una causa fácil. Quizá los que lucharon en ella durante décadas en el norte de Castilla se dejaron cegar por el reconocimiento popular, los votos, concejalías y procuradores en Cortes regionales. En el sur, mientras tanto, otros habíamos arrojado la toalla tiempo ha, dando la batalla por perdida. Para, cual ave Fénix, resurgir de las cenizas del olvido. 

Se han perdido batallas, una tras otra, desde 1521. ¿Y qué? Mientras quede un loco dispuesto a luchar, la guerra no estará perdida.

Y en tanto unos critican o insultan,  otros discuten sobre el color de la bandera o el número de provincias, la vieja guardia, como cantó  el poeta leonés , se siente vencida y agotada.

Quizá seamos los últimos defensores de esta trinchera, quizá esté todo perdido. 

Pero "aunque quedemos un puño hasta el fin combatirá (...) si la suerte nos faltara, el valor no ha de faltar.” (Luis López Álvarez)

VENCIDOS
“Por la manchega llanura /se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada/ va en el rucio la armadura/,y va ocioso el caballero,
sin peto y sin espaldar,

Va cargado de amargura,que allá quedó su ventura
en la playa de Barcino, frente al mar. Va cargado de amargura,que allá encontró sepultura/ su amoroso batallar
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar; hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado/ de amargura
y no puedo batallar!
Ponme a la grupa contigo,caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,y llévame a ser contigo
pastor.
Por la manchega llanura/se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar. Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
 
(León Felipe)

miércoles, 15 de mayo de 2013

Mi pregón de san Isidro.

Son las fiestas de mi pueblo. San Isidro, el patrón campesino en ésta que algunos creen NuevaLLor  mesetaria.  Madrid, Magerit, Mantua Carpetanorum de mis desvelos. Creo que era Camilo José Cela el que decía que Madrid estaba a medio camino de Navalcarnero y Kansas City.  Yo prefiero pensar que Madrid, con sus millones de habitantes e invitados, sigue siendo un poblachón castellano, que dijo el otro.

En fin, que son las fiestas de mi pueblo. Me resulta difícil disociar esta fecha de un cúmulo de sensaciones y sobre todo, recuerdos.

San Isidro es la pradera, con sus chulapas, sus goyescos, sus rosquillas tontas y listas.

Pero para mi San Isidro es mucho más.

Son los sanIsidros perdidos y que ya no volverán: En los 80, conciertos al aire libre, muchos conciertos. 1984, 1985, 1986… El parque del Oeste, primero, y el Rockódromo de la Casa de Campo, después. 

Radio Futura, Golpes Bajos, los Smiths, La Frontera, Los Elegantes, Glutamato Ye-yé (impagable Iñaki cantando “soy un socio del Atleti” subiendo por la tramoya o encarándose a los punks que arrojaban objetos), Derribos Arias, Ana Curra, Loquillo , la Orquesta Mondragón…olor a fritanga, barbacoa y “maría”, litronas de Mahou en cubos llenos de hielo. César, Lolo, Pilar y las veterinarias…Son las bajadas al centro con Carlos, Angelines y Yolanda.

Y había unos SanIsidros de tradición y folclore. Castizo y castellano. Todos los 15M teníamos una cita con el Nuevo Mester de Juglaría en la Plaza Mayor. 1982, 1986, 1988…Los primeros años con cientos de banderas de Castilla, rojas o moradas, y gritos de “Castilla entera se siente comunera” cuando el NMJ  cantaba el “Canto de Esperanza”. Qué se hizo de todo ese fervor y de la gente que empuñaba esas banderas, a menudo me lo pregunto.

Lo que sí que tengo cada día más meridianamente claro es que las instituciones públicas madrileñas, tanto local como posteriormente autonómica, en los 80, mientras apoyaban manifestaciones “modernas” “posmodernas” o lo que fuese, consintieron y/o apoyaron manifestaciones tradicionales. Incluso con Álvarez del Manzano el Nuevo Mester de Juglaría no faltó a su cita isidril. Luego llegarían los 90, de  gallardones, multiculturalidades y cosmopaletismos, y la vertiente tradicional-rural de nuestra cultura empezó una etapa de marginación y ostracismo. 

De entrada, el Nuevo Mester pasó a estar proscrito en el día grande de la Villa y Corte, y sus conciertos en la plaza mayor fueron eliminados del programa. Si se les preguntase a los responsables de la cosa cultural y lúdico-festiva seguro que nos hablarían de mercado, modernidad o cualquier bobaliconada.

Pero algunos, que ya sabemos más por viejos que por diablos, sabemos que el poder (municipal, autosúyico, etc), no da puntadas sin hilo. Lo que no se ve, no existe. Si Madrid ya no es castellano, porque así lo han decidido los que mandan, pues para qué dar preeminencia a su folclore en las fiestas del pueblo. 

En todo caso, Madrid, como rompeolas de las Españas, puede acoger festejos populares de cualquier región española. Y así, el folclore castellano pasa a ser uno más (más bien uno menos), como las sevillanas, las muñeiras del centro gallego, los bailes de Bollywood o las batukadas que tanto le gustan a las masas convenientemente aborregadas.

Decía cierto ministro de propaganda que una mentira repetida miles de veces se convertía en verdad. Los dirigentes madrileños desde mediados de los 90 se han empeñado en repetir eso de que la identidad de Madrid es que no tenemos identidad. O, como mucho, alguna pincelada castiza, para contentar a los mayores del lugar. Y en esa política de descastellanización y silenciamiento de cualquier seña de identidad anterior al Madrid de verbena y zarzuela hay que inscribir la desaparición de los conciertos del NMJ en San Isidro. Pero, en fin, esto es como predicar en el desierto. A quién le importa todo esto.

Feliz San Isidro os desea un “madrileño viejo”. Viejo y cansado.

(publicado originalmente en este mismo blog hace un año)










domingo, 12 de mayo de 2013

De nacionalistas con boina, héroes del teclado, y otras mixtificaciones.

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Imagen tomada de: Partido Castellano


“…aunque quedemos un puño, hasta el fin combatirá. Que nunca nos diga el pueblo que nos echamos atrás. SI LA SUERTE NOS FALTARA, EL VALOR NO HA DE FALTAR” (de el Poema de los Comuneros, Luis López Álvarez)


Ayer nos congregamos en Valladolid un puñado de patriotas. Sí, llamemos a las cosas por su nombre. Un puñado de personas que aman a su tierra, sus campos de trigo y vides, sus pinares y encinares, sus montañas, sus ríos, sus gentes austeras y sencillas, sus tradiciones, su folclore. Un puñado de castellanos a los que les duele la agonía de un país que llegó a dominar no sólo la península, sino medio mundo. Un país que vé cómo sus hijos tienen que emigrar, sus pueblos se convierten en geriátricos, su patrimonio artístico se cae a pedazos, sus recursos naturales son expoliados por intereses extranjeros, sus provincias son objeto de proyectos devastadores para el medio ambiente (fractura hidráulica, minería agresiva). Un país en el que el agua de uno de sus principales ríos, en vez de regar sus antaño feraces riberas, se va a tierras levantinas para que sean otros los que se desarrollen. Ayer nos congregamos en Valladolid un puñado de patriotas. Esto no debería ser noticia excepcional, pero lo es.

Evidentemente, no hablo de España, las Españas, la España total que también me duele y que ha resultado ser una hija malcriada y desagradecida, una hija  que se droga, se aprovecha de la paga que le dá Mamá Castilla, la insulta, apalea y encima se queja de la mala educación recibida. Hoy no toca hablar de España. Hoy toca hablar de una de sus partes, parte fundamental, ninguneada, negada en su identidad, colonizada y víctima de un genocidio cultural. Hoy no toca hablar de España, de España se habla todos los días, de Cataluña o el País Vasco se habla todos los días, de Andalucía o Galicia se habla muchas veces. 

De Castilla no se habla nunca. Ni siquiera existimos. En una ocasión, me preguntó un primo de mi mujer, andaluz, qué sentido tenía un nacionalismo/regionalismo castellano, que de quién nos queríamos separar. Yo, sinceramente, hay días que querría separarme del resto de la ciudadanía española. Pero no, nosotros no queremos separar. Todo lo contrario. Queremos reunir lo que durante siglos fue una misma entidad jurídica, social y cultural.

Queremos desfacer los entuertos de nuestra Historia reciente. La Historia ha sido injusta con muchos pueblos: con unos kurdos que se vieron repartidos entre países hostiles, unos armenios casi exterminados, unos húngaros a los que se les quitó la mitad de su territorio, etc etc y etc. Pero hablamos del pueblo castellano: el que ha dado (y sigue dando) todo por España, cuyo blasón aparece en el primer cuartel del escudo de todos los españoles,  cuyo idioma se habla en cuatro continentes, que sacrificó sus bosques para la construcción de los barcos que cruzaron la mar oceana y para pasto de los rebaños que proveyeron de lana a media Europa. Ese pueblo castellano, ni se le reconoce como tal, ni se le espera. 

Los irlandeses estuvieron a punto de ser borrados del mapa por el imperio británico, que les abocó al hambre y la emigración, pero hoy día todo el mundo les conoce, su música popular ha conquistado a millones de personas, su identidad está más viva que nunca, en Limerick, Londonberry o Boston. Los escoceses se quejan amargamente de vivir sojuzgados por sus vecinos ingleses. Pero todo el mundo conoce el timbre de la gaita escocesa, las telas de sus kilts, el misterio de sus castillos y lagos, o la gesta de William Wallace.

Los castellanos, gracias a una labor de genocidio cultural sin parangón en toda Europa, en muchos casos ni se sienten castellanos. Nuestra identidad está siendo borrada con los medios más diversos: con el mestizaje intercultural (que no multiculturalismo), con el nacionalismo español, español, español (un cutrespañolismo torrentiano de torito de Osborne y selección, devoto no de “Frascuelo y de María” sino de Iniestas y FernandoAlonsos). Borrada en el norte por un provincialismo disfrazado de nacionalismo y basado exclusivamente en la mitificación de un pueblo prerromano exterminado por Roma y una identidad construida sobre la tenencia de vacas y un dialecto asturllionés. Por no hablar de los diversos señoritingos: los que desde la prosperidad que da la agricultura vitivinícola y la horticultura o desde la prepotencia de la capitalidad del Reino, desprecian cuanto ignoran (qué Machadiano estoy) y desprecian fundamentalmente a una Castilla que identifican, ora con lo rural y lo paleto, ora con gestas históricas pasadas.

Colonialismo interior, un pueblo que ha perdido el orgullo (y los huevos), una ciudadanía que sólo se moviliza por el fútbol o un concurso de televisión. ¿ No son motivos suficientes para reivindicar ? Amo a mi tierra. No me da vergüenza. Conocí el mediterráneo de adolescente. Mi infancia transcurrió en lás riberas del Eresma, del Tajo y del Henares. Entre trigales, casas de adobe y piedra, entre el olor del ovino y la música de los chopos. Ya soy demasiado mayor para cambiar. No pido a nadie que me entienda o comparta mis sentimientos. Sólo pido respeto. No se me respeta ni a mi ni a mis padres y abuelos, que tanto amaron estos ríos, estos campos, y ciudades ingratas como Madrid.  Los mismos que se reconocen en su idioma gallego o en sus tradiciones andaluzas ridiculizan mi identidad y no respetan mis creencias. Ya estoy harto, y voy a obrar en consecuencia. No voy a perder ni un minuto de mi tiempo con quien no quiere ver más allá de sus prejuicios. Que me dejen a mi con los míos. 

¿Soñadores transnochados, “nacionalistas con boina”? Si ser nacionalista es ver con dolor la decadencia y el abandono de la tierra de tus antepasados, entonces lo soy. 

Si ser nacionalista con boina es indignarse al ver cómo tus propios paisanos renuncian a defender sus raíces, cómo se disfrazan de rocieros y acuden a ferias de Abril mientras ridiculizan o ignoran sus propios bailes y tradiciones, lo soy.
Si ser nacionalista con boina es estar hasta los mismos de esos tontos útiles del sistema que se sienten  “ciudadanos del mundo” mientras el agua de su casa viene de Guadalajara (Sorbe), comen pan elaborado con harina de Aranda y comparten medio físico e Historia no con el Senegal, sino con otras provincias mesetarias, lo soy. 

Si ser nacionalista con boina es tener que enfrentarme con esos que hablan de acabar con las fronteras en el mundo mientras aplauden unas estúpidas fronteras entre Meco y Azuqueca o entre Valdemoro y Seseña, lo soy. Esos queridos y entrañables ciudadanos tan abundantes en Madroñistán, escandalizados porque muchos catalanes no se sienten españoles, mientras ellos no se sienten castellanos (la paja en el ojo ajeno)-Sois muchos, puede que seáis mayoría, pero sois  o tontos útiles, o ignorantes, o malintencionados, o hooligans de unos y otros, o nacionalistas españoles de la peor especie (1)

En fin, que ayer nos congregamos un puñado de personas hartos de todo esto. Pocos, incluso algunos con visiones ideológicas y/o territoriales antagónicas. Unidos por una tierra que agoniza. 14, 17, 11 ó 19 provincias.  Ante una situación de ninguneo total, hay que resistir. Resistir para existir. Y mañana discutiremos todo lo demás. Si es que hay mañana para nuestra gente y para nuestra identidad. 

Críticos y enemigos tenemos en cada esquina: desde el hooligan gallego que baja a la meseta a insultar y faltar, hasta el cateto manchego, burgalés o segoviano que no se habla con el de la provincia (o el pueblo) de al lado.  Desde el prepotente valenciano que dice que habría que bombardear todo el interior peninsular, exterminarnos y dejar la meseta como reserva de agua dulce para sus huertos hasta el provinciano que culpa de todos sus males a Pucela, a Toledo o a Madrid. Desde el montañés o el riojano que preferirían una trepanación sin anestesia a considerarse paisanos de uno de Burgos o Soria. Desde el señorito cosmopaleto madrileño que cree vivir en el centro de Manhattan en vez de en el centro de la meseta, hasta el panmancheguista que niega la identidad de la Alcarria de Guadalajara, la serranía de Cuenca o el resto de comarcas del sur.

Pero los peores, los lastres interiores: esos que dicen llamarse castellanistas, pero nunca apoyan o vienen a nada (“es que esos hablan sólo de Castilla y León”, “no, es que el acto es de los pancastellanistas”, “no me junto con carreteristas”, “es que los de ese partido me caen mal”, “yo con vosotros, no me voy ni a por vino”…). Todos esos castellanistas de teclado que elaboran mapas y sesudos tratados sobre las comunidades de villa y tierra y son incapaces no ya de desplazarse a 30 km. de su pueblo, sino de colaborar en una página de internet . Todos esos que ponen pegas a todo mientras otros damos la cara en la calle arriesgándonos a que nos la partan un día (ayer estuvimos muy, muy cerquita). Luego están esos que se desplazan cientos de kilómetros para celebrar  el primero de mayo en Madrid mientras un sexagenario de Cuenca se desplaza cientos de kilómetros para reclamar un futuro para el medio rural de su “autonomía”.

Puede que seamos la última trinchera, si nadie nos da el relevo. Puede que estemos haciendo muchas cosas mal. Puede que la música folclórica castellana ya no atraiga a la gente (¿qué opción nos dáis? ¿qué pongamos sevillanas en un acto del PCAS? ) Sin duda muchas cosas deberían cambiarse. Pero desde luego nunca se nos podrá echar en cara que nos quedamos en casa. Ayer , en Pucela, hubo más seguidores del Deportivo de la Coruña que castellanistas en las calles de Valladolid. Y eso debería darnos que pensar a todos. Y no sólo que pensar, sino de salir a la calle a darlo todo.

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(1) el nacionalismo español que dice defender a España y su unidad mientras desprecia e insulta a diversas de las regiones que la componen. Vamos, esos imbéciles que dicen amar al todo, pero odian alguna de las partes.

miércoles, 1 de mayo de 2013

ICH BIN EIN BERLINER (SOY BERLINÉS) SOBRE EL 2 DE MAYO Y OTRAS MENTIRAS


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ICH BIN ein BERLINER” (J.F. Kennedy)

2 de mayo, un año más. Ya desde mi lejana infancia era una fiesta nacional, entendida como una fiesta de todos los españoles. Desde hace menos de 30 años se ha constituido (mejor dicho, la han constituido) fiesta del Lander de Madrid. O taifa de Madrid, o engendro de Madrid.

Un 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se levantó en armas contra el invasor francés. Móstoles, la Moncloa, Manuela Malasaña, Daoiz y Velarde…son patrimonio madrileño. Pero antes que nada, patrimonio de todos los españoles. Al igual que el tambor del Bruc o Agustina de Aragón.

Acaparar a los héroes del 2 de mayo como algo exclusivo de Madrid es tan falso y manipulador como utilizar a los Comuneros y el 23 de abril como algo exclusivamente ”castellanoleonés”. Este régimen autonómico que ha ninguneado y troceado a la madre de la Patria , no sólo ha inventado regiones que no existían hasta los años 80, sino que las ha dotado de unas fiestas históricas (Comuneros, 2 de mayo) que no deberían ser monopolio de ninguna región. Estos son los hechos.


El 2 de mayo, finalmente ha quedado instituido como fiesta “regional” de la Comunidad de Madrid. Comunidad artificial entre las artificiales, con un himno que casi nadie conoce y que a muchos nos parece ¿cómo decirlo? ¿grotesco?. Comunidad última en constituirse en todo el país. “Invento” forzado por las circunstancias de la sacralizada transición (1) y facilitado por las presiones de los separatistas periféricos (2), aun contra la opinión de muchos de nuestros ilustres próceres (Tierno Galván, Tamames…). A tal respecto recomiendo encarecidamente el video que editó la Asociación Socio-Cultural Castilla sobre el proceso autonómico en Castilla la Nueva y que puede verse en youtube y al final de esta entrada.


El caso es que cuando las circunstancias y los intereses de los que mandan llevaron a la segregación de Madrid, desgajándola de su región geográfica e histórica, muchos ingenuamente pensamos “esto no tiene nada que ver con nuestra identidad”, ”seguimos siendo castellanos, aunque a nuestra manera” o “esta es una división administrativa, motivada por las diferencias socioeconómicas, pero, al fin y al cabo, el escudo representa claramente nuestra castellanidad (esa es otra: la bandera es roja carmesí en honor de Castilla /véase ley de la bandera y escudo/. El escudo hace  referencia a las dos Castillas de las que se supone que Madrid iba a servir de puente /ni puente, ni viaducto, ni leches en vinagre/. Escudo proscrito “de facto”, ya ni está ni se le espera en edificios públicos, caso único entre las CCAA)

Otra cuestión que también acabaría feneciendo, el “Consejo de las Castillas” , creado por los presidentes Bono, Gallardón y Lucas, y sobre el que un tal Angel Pérez, de IU, espetó a Gallardón “Ud quiere resucitar la España de los Reyes Católicos”. Qué se puede esperar de una Izquierda Hundida que defiende todas las identidades y nacionalidades del Estado salvo la castellana. Para la izquierda jacobina Castilla es algo rancio, franquista o invento de Onésimo Redondo.


Finalmente, estos 30 años de autonomía,  lejos de suponer una mera cuestión administrativa y de servicio descentralizado al ciudadano, se han convertido en un proceso deliberado de descastellanización de la Villa y Corte y, lo que es más grave, de una provincia eminentemente castellana. 30 años de mentiras, de decirnos a los madrileños que no tenemos identidad, o que nuestra identidad es no tener identidad.

Se nos dice que somos cosmopolitas, multiculturales y una especie de Nueva York mesetario. Pero de hecho se nos ha convertido en una especie de Berlín Occidental rodeado no de comunistas, sino de paletos campesinos que es como muchos madrileños descastados ven a sus provincias limítrofes y hermanas. No hay nada peor que un nuevo rico. Y no hay nada más chulo y prepotente que un madrileño que reniega de su identidad, que aplaude todo lo que huele a “étnico” y folclórico cuando el folclore es de Alto Volta o de Guatemala, mientras desprecia y ridiculiza sus propias raíces culturales.


No, no somos Nueva York. Ojalá fuésemos Londres, o Barcelona. Un londinense se siente londinense, INGLÉS , británico y cosmopolita. Un barcelonés se siente barcelonés, CATALÁN, (algunos) españoles y cosmopolitas. Un madrileño es capitalino, español a secas, y sufre de Cosmopaletismo agudo.

En Madrid nadie es forastero. A todo el mundo acogemos con hospitalidad. Entonces, ¿por qué cualquier recién llegado nos viene a decir lo que somos o no?. Mi abuela era madrileña, mi bisabuela era madrileña, mi madre es madrileña. No me considero por ello mejor que nadie. Pero a estas alturas del partido NADIE me va venir a decir lo que soy o lo que dejo de ser. En cierta ocasión un amigo dijo que no reconocía su “engendro” autonómico.

Muchas veces me siento así, como un palestino que vé como los colonos ocupan su tierra y arrancan sus olivos. Y como un palestino, no reconozco a este Estado de Israel llamado Madroñistán. 30 años de mentiras, de lavado de cerebro colectivo desde Telemadrid, los medios de comunicación de la partitocracia, la “Educación” que sufren nuestros hijos… Algunos no nos resignamos a ser un “departamento” napoleónico. En el 2 de mayo reivindicamos el papel de Madrid como comunidad castellana, española, cosmopolita y orgullosa de sus raíces. Feliz 2 de mayo a todos los madrileños y visitantes. 

VIVA MADRID CASTELLANO.

#MADRIDESCASTILLA


(1) Rechazo de las dos CCAA castellanas “grandes”, CLM y CyL)
(2) Al igual que el nacionalismo vasco presionó para la secesión de Cantabria y la Rioja del engendro castellanoleonés, el catalán hizo lo propio para que Madrid quedase al margen de su región natural, Castilla la Nueva, que pasaría a llamarse con el estrambótico nombre de Castilla-La Mancha

http://youtu.be/xFaqlz8Wfks


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