jueves, 25 de abril de 2013

Un hombre sencillo


Ayer se cumplió el decimocuarto aniversario de la muerte de mi padre.  Seguramente no pasará a los libros de Historia, no se erigirán estatuas en su honor, no se concederá su nombre a ningún premio literario o científico.

Sólo era un hombre sencillo. Integrante de una generación sufrida, que sobrevivió a una guerra civil y al hambre de la posguerra. Al abandono de los campos y el abuso de los poderosos. A una transición y una sociedad injustas que dejaron fuera del mercado laboral  a millones de españoles en un momento difícil de nuestra Historia (como ahora: el eterno retorno del capitalismo salvaje).

Mi padre no hablaba idiomas, ni tenía estudios, ni mas título que el amor de los suyos y la conciencia tranquila. Poseía esa clase de sabiduría popular , hija del agro castellano y de la urbe matritense.

Cometió errores, como todos. Pero fue más lo que nos legó: valores como el amor a los suyos, a la naturaleza, a la música, a la tierra.

Mi padre fue, como dijo el poeta, “en el buen sentido de la palabra, bueno”.

Un hombre feliz con una bota de vino, un poco de pan y queso, y una caña de pescar. Y su buen humor. Eso vale más que palacios y coches caros.

Y eso los usureros y mercaderes miserables que rigen nuestras vidas nunca lo entenderán.
14 años sin un hombre sencillo. Pero más grande que reyes, intelectuales o banqueros.

2 comentarios:

  1. Un hombre sencillo que tuvo un hijo que ama la dignidad, la tierra nuestra y la música, no está nada, nada mal. Un saludo Vicente.
    Manolo

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