martes, 25 de diciembre de 2012

¿y si todo fuese mentira?

“…Nothing is real, and nothing to get hung about…”

Hemos vivido entre mentiras. Mentiras bienintencionadas, piadosas, que salvaguardaron nuestra infancia. Papá lo podía todo, los Reyes Magos venían de Oriente a traerte juguetes, los buenos siempre ganaban, todos los hombres éramos iguales y la verdad nos haría libres. Los Beatles eran los mejores músicos de la historia, y Jesús vino una Nochebuena a traer la Justicia y la Salvación a este valle de lágrimas.
El amor era la solución, los buenos iban al Cielo, y los malos al infierno.
Luego resultó que ibas creciendo y te iban lloviendo los palos: ni tu padre era omnipotente, ni lo sabía todo, ni los reyes magos existían…te ibas percatando de que todo lo que te enseñaron de pequeño hacía aguas. Llegó la llamada democracia (oligocracia, en realidad) y todo lo que te habían  contado de pequeño resulta que era falso: ni el Caudillo era el salvador de España, ni los rojos tenían cuernos y rabo. Tras años de la llamada democracia, resulta que los buenos de ayer se convirtieron en los malos de hoy.
Y así, mis mitificados Beatles no lo eran para todos: para algunos, unos babosos ecuménicos y más falsos que un duro de madera (he llegado hasta a leer que sus canciones las había compuesto un famoso musicólogo). El Vaticano II y la “Iglesia cool” de mi adolescencia, también acabaron por caer del pedestal. La época en que creí que el socialismo era la utopía que salvaría a la Humanidad, también pasó.
Durante años creimos que el color de la bandera de Castilla era el morado (por una serie de equívocos desde el S. XIX, la bandera de la 2ª república y la franja del escudo del Real Madrid). Llegó la Real Academia de la Historia y nos confirmó que el color SIEMPRE había sido el rojo.
Cuanto más sabes, cuanto más conoces, lees y estudias, te das cuenta que toda teoría, ideología, religión…todo falla.

Resulta que Jesús no nació en diciembre, resulta que la Navidad adapta celebraciones del solsticio.
Mentiras, mentiras, mentiras. Una de las amigas de mi mujer, y un viejo amigo mío, ateos ellos, no se cansan de hablar de las incongruencias del cristianismo. Ellos son de los del racionalismo y la ética laica. Pero ni el racionalismo ni la ética contestan todas las preguntas. Y si todo es relativo, quién o qué me obliga a seguir una moral, o una ética. ¿la conciencia? la conciencia también varía según la cultura y la ideología. Lo que para los espartanos era lo correcto era radicalmente opuesto a lo que nuestra cultura considera como tal. Ni Roma, ni la China imperial, ni el antiguo Egipto tenían nada que ver, por poner unos ejemplos admitidos por todos de civilizaciones, con la moral judeocristiana.
En la escuela de Magisterio, el profesor de filosofía nos hablaba del cambio de paradigma que había sobrevenido con el advenimiento del juancarlismo a España. Los valores ya no eran los de la sociedad tradicional católica. Ahora bien, ¿quién decidiría ahora lo bueno de lo malo? ¿la democracia? La votación de las masas, tan fáciles de ´manipular. Si la mayoría decidiese en base a información manipulada (hoy toda lo es) que la tierra es piramidal, o que Dios no existe, o que lo “normal” es la pederastia, ¿eso significaría que fuese verdad? No olvidemos que hasta hace pocas décadas, la homosexualidad se consideraba una aberración, y hoy es algo considerado normal, por no decir que “de moda”.
En fin, en fechas “señaladas” como éstas me da por pensar, por recordar, y por reflexionar sobre el pasado. ¿fue todo una sarta de bellas mentiras?
Todos esos ateos racionalistas que tienen tan claras las ideas no pueden entender. Son al final como los sectarios y dogmáticos religiosos. La razón, la ciencia, todos esos valores supremos del hombre contemporáneo, tampoco son tan sólidos e inamovibles. En el S. XIX la ciencia afirmaba que ningún cuerpo sólido más pesado que el aire podía volar. Entonces mis viajes a Venecia o Amsterdam han sido falsos, o los he soñado.
Yo sí creo en lo inexplicable. Que un hombre adulto de 45 años crea en Dios para algunos de estos ateos es de “hacérselo mirar”. Aunque esos mismos luego se entreguen a ridículos rituales, o bailen exóticas danzas de países que ni siquiera son de su civilización.
Sinceramente, prefiero seguir viviendo en mis mentiras, como el personaje de san Manuel Bueno, mártir. Prefiero mis mentiras a vuestras “verdades” tristes, a vuestro mundo materialista y en el que, aunque os engañéis, nunca podrá entrar el Amor verdadero. El Amor que hace 2012 años (año y mes me resultan irrelevantes) se encarnó y dio nuevo sentido a la Historia.

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